Jn. 4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Jn. 4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
Jn. 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Jn. 4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Cuando Jesús hablo así a la mujer no se refería a todo Israel. No todo el que desciende de Israel en un verdadero Israelita. Porque el verdadero adorador ahora no adora en ningún lugar alto ni en un Jerusalén sino que en nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo. Y todos lo que entramos por Jesucristo pasa hacer también heredero de la promesa por medio de la fe y obedecen a la regla de la casa, por que sino también ellos mismo serán cortados de ser hijos de la fe.
Así que nadie os engañe por que la verdadera alabanza que Dios quiere de nosotros es nuestra pureza la cual es que nadie engañe en nada a su hermano sino que nos amemos los unos a los otros. No ignorando que también demanda nuestra obediencia a la fe de Jesucristo que guardemos bien su palabra.
Hay lugares donde a nosotros los verdaderos adoradores se nos prohíbe adorar a Dios con nuestra boca, por que están llenos de idolatría.
Hch. 21:25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído,
nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto;... (esto se refiere a la incircunción ley judía porque la verdadera circunción es la de corazón, y a los votos de rasurarse la cabeza ver. 23 y 24) ...solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.
La adoración en usted no va a parar por que tenemos en nuestro templo o casa espiritual al Espíritu Santo de modo que en todo momento adoramos a Dios en conducta y alabanza donde nuestro palpitar de nuestro corazón dice: Santo, Santo, Santo. De manera que ya no pensamos mas en la vanidad de nuestra mente sino que todos nuestros pensamientos son santos, y dando muerte a las pasiones carnales —refiriéndome a que ya no hay atracción ni practica de tales cosas— que tenemos la palabra de Dios morando en nosotros.
Todo aquel que es hijo de la fe, que hemos sido recibidos como hijos de Dios, conocemos que esta palabra es verdadera porque no vivo yo sino que vive Cristo en mi quien rompió de nosotros toda amistad con el mundo para hacernos obreros aprobados en la fe del evangelio. Así que si algún lazo de amistad hay todavía entre algunos con el mundo, no diga que fue Dios, por que Dios no manda a pecar a nadie sino a tener un verdadero arrepentimiento donde la vieja manera pasada de vivir nos debe de avergonzar para que así el ángel que tiene la orden de mostrar a todo aquel que se averguenze de su pecado la medidas y las reglas de la casa de Dios nos la enseñe.
Ef. 3:17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones,
a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
Ef. 3:18 seáis plenamente capaces de comprender con todos
los santos cuál sea la anchura, la longitud,
la profundidad y la altura,
Ef. 3:19 y de conocer el amor de Cristo,
que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Pues hay muchos en medio de nosotros que no conoce esto porque a su arrepentimiento todavía le falta vergüenza.
lea bien. Nadie te juzgue cuando no adores con tu boca a Dios en lugar lleno de idolatría. Pues todavía hay muchos incrédulos y faltos de conocimiento que a lo profano le quiere llamar puro y santo. No entendiendo cual es la medida y profundidad de amor de Dios en vuestros corazón. Pues el que se guarda para Dios se guarda, y el que vive para Cristo vive.
1Co. 1:18 Porque la palabra de la cruz es locura
a los que se pierden;
pero a los que se salvan, esto es, a nosotros,
es poder de Dios.
1Co. 1:19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios,
Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
Pues a Dios no se le adora como a nosotros bien nos parezca o como nos de la gana o como otro quiera para vanagloria sino que es como el Espíritu de Dios nos enseña. Pues se nos fue dada la palabra de la cruz, no la imagen de ella de modo que entonces no diría 'palabra' sino 'imagen o imágenes' de la cuales los hombres la tienen como ídolo y durante décadas sobre esa imágenes falsas la cual no es la cruz de Cristo por mercadería los Romanos han dado muerte a muchas almas inocente y y adorándola, olvidándose que al único que podemos adorar es Dios. Pues no ignore este misterio 'que la cruz de Cristo fueron sus padecimientos durante su peregrinaje hasta ser sacrificado en un madero instrumento de tortura por los hombres malos, perversos, sanguinarios y inventores de males'.
Temed a Dios y cuídate de los ídolos, sea vuestra bandera la palabra de Dios, sea vuestro escudo la fe, sea vuestro sello el Espíritu Santo. Gracia y el amor de Dios sea con todos santos los que le temen. Amen.
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