Es evidente que el evangelio que hoy día se predica, cada vez pierde poder, ¿porqué? por que no es el evangelio de Cristo. La gente tiene la palabra de Dios en poco, el respeto al altar y en la iglesia sea perdido. Dios quiere que su pueblo vuelva a la santidad. Deje la vanagloria y la vanidad que son las que están tomando control en estos últimos días de la vida de algunos cristianos.
La vanagloria es ese ego donde el hombre se enorgullece y quiere agradar a los hombres. Quiere ser alabado, reconocido y bien visto, quieren fama y gloria. Lo que llevo a Ananías y Safira a la muerte. Todo aquel que busca gloria de hombre no puede agradar a Dios, porque buscando agradar a los hombre siempre anda buscando ideas que a Dios molestan. Desprecian y aborrecen los designios de Dios haciendo ya tan sabio que no pueden discernir entre la mesa del señor y la mesa de los demonios.
Ananías pensando que mentía solamente a Pedro apóstol de Jesucristo dejándose llenar el corazón de Satanás mintió sobre el precio de la venta de la heredad, y mientras pensaba de esa manera no había percatado que Pedro era varón justo lleno del Espíritu Santo, y Dios no puede ser burlado. Observe que la heredad era de Ananías y el podía hacer con ella lo que quisiera. Pero el celo ministerial provocado por la vanagloria de querer también ser bien visto por los de la iglesia lo llevo a mentir al Espíritu Santo de Dios.
Amigo y amado la vanagloria es una de las vías por donde Satanás se mete para controlar la vida del creyente y todo hombre, creyente o no creyente, tiene esta batalla interna, este conflicto creado por el pecado. Por eso nuestro corazón tiene que ser solo para Dios, y tenemos que agradar a Dios para vencer esta raíz que contamina el corazón del hombre que surge de las misma tinieblas. Ora y ayuna.
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