Hay cosas que nos persuaden a cambiar la conducta cristiana o la manera de hacer las cosas, pensando que agradan a Dios, y cuando abrimos los ojos estamos lejos de la presencia de Dios quien nos llamo para que seamos un pueblo santo sino es mas bien cuando queremos agradar a los hombres.
Pues cuando entra la ambición espiritual, esto también produce un alejamiento de Dios y ya no queremos andar por fe sino por vista, granjear el mundo y nuestro corazón se va tras querer riquezas de donde Dios nos sacó para que fuéramos salvos por fe y gracia.
Queremos ser
ricos para tener una iglesia grande.
Queremos ser
ricos para ayudar a los pobres.
Queremos ser
ricos para predicar el evangelio en todo el mundo.
Queremos ser
ricos para poner emisoras radiales y cuantas cosas mas.
Y aunque no veamos y ni queramos reconocer, ya el corazón se esta llenando de ambición espiritual, entonces cuando seamos rico, ni el uno ni lo otro haremos. Entonces, andaremos en vanagloria buscando nuestra propia gloria porque miramos primero el dinero y no el poder de Dios quien es el que hace grandes cosas en medio de su pueblo. Miremos cuan grande ejemplo fue el rey Salomón que pidió a Dios sabiduría y no riquezas, pues la riqueza vinieron como añadidura. Porque donde está nuestros ojos también está nuestro corazón. No podemos amar las riquezas, y a Dios a la misma vez. Al fin al cabo todo ese sentir o persuasión no viene de Dios, mas bien es una escusa de la carne para alcanzar riqueza material y hacer del dinero un Dios, oh que sino hay dinero nada se puede hacer, ¿y que Dios que para el nada es imposible? es como si le quisieran buscar sustituto. Pues él bien escribió ve por todo el mundo y predica el evangelio y toda criatura el que creyere y fuere bautizado sera salvo mas el que no creyere sera condenado.Todo lo que nosotros necesitamos para predicar es abrir nuestra boca, esa es la que Dios quiere llenar, no nuestro bolsillo, pues él nos proveerá en nuestras necesidades.
Así que derribando la ansiedad alcanzaremos permanencia y no desanimo al ver que lo que se quiere alcanzar no llega.
Texto:
Pedro reconviene a Jesús y él le dijo:
Mt. 16:26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Salomón pide sabiduría en vez de riquezas
1 R. 3:7 Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey
en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.
1 R. 3:8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo
grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
1 R. 3:9 Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y
para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu
pueblo tan grande?
1 R. 3:10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.
1 R. 3:11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti
muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos,
sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,
1 R. 3:12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado
corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni
después de ti se levantará otro como tú.
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