¿Qué ocurre cuando se Juzga? ¿Quien es el que puede Juzgar?
(Ref. Romanos 2 RV1960
Casiodoro de Reina-valera)
La palabra dice que cuando
juzgas te condena a ti mismo, pero si observamos el texto en la
palabra encontramos que se habla de quien hace lo mismo. Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que
juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque
tú que juzgas haces lo mismo. (2 Ro. 2:1) Todo hombre que hace
juicio y practica la justicia juzga entre lo bueno y lo malo, para
poder elegir entre lo uno y lo otro, hay diferentes manera de juzgar. Pero hay quien quiere juzgar a otro cuando él también está en la misma condición espiritual o peor. Ejemplo: Estas mintiendo te vas para el infierno, pero el que se lo dijo al mentiroso también practica mentira, quiere decir que se condena más porque sabe que es malo y lo hace.
El
hombre que está capacitado para elegir es el hombre espiritual el
juzga y no es juzgado de nadie ¿por qué? Porque no hace lo malo. Por
eso el creyente tiene que andar en santa manera de vivir
irreprensiblemente porque violar tan solo un mandamiento después de
haberle conocido es transgresión e impiedad. Por eso el creyente
tiene que vivir en santidad para poder amonestar y reprender con mansedumbre al que
hace lo malo.
El
pecado lleva la mente a un estado de postura carnal donde el
entendimiento se envanece. Osea no piensa en las consecuencia ni ve
el momento de la caída hasta que comete la desobediencia, y no tiene
el temor de Dios que lo sujeta a no cometer lo indebido, aunque tiene un pequeño pensamiento que reconoce que está haciendo lo malo pero no tiene la fuerza y es vencido del pecado. Hay entonces
podemos decir que el sujeto pierde el temor a Dios pecando
liberalmente.
Cuando
se practica la obra carnal hay dureza, todavía no se ha tenido un
verdadero arrepentimiento. Pero
por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti
mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio
de Dios,… (verso 5)
Ahora
vayamos a uno de los puntos importante:
Una
de las riquezas de Dios es la benignidad. Una persona benigna además
de bondadosa es la que gusta de la buena palabra de Dios, piensa
bien. No es benignidad cuando se piensa mal de lo que se recibe en
torno a la amonestación de que debemos de dejar el pecado si
queremos recibir de Dios el bien. Se refiere al segundo significado
de benigno, pensar bien. Una persona benigna es también una persona
afable que es amable, atenta y suave en la conversación. En ellos
se refleja la paciencia de recibir la amonestación con amabilidad.
Entonces cuando Dios ve que la persona es benigna la lleva al
arrepentimiento. Porque aun cuando nosotros nos arrepentimos fue
porque Dios a tenido misericordia de nosotros.¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad,
ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? (Verso.4) Interesante.
Cuando
escuchamos la palabra de Dios y nos gusta, y la creemos, entonces
misteriosamente la semilla de la fe que fue sembrada comienza a
brotar. Por eso encontramos que el inconverso al oír la palabra
entra en un estado benigno de parte del Espíritu Santo por haber
creído que lo guía o lleva a recibir el evangelio convencido y
procura el perdón de sus pecados.
El
punto esencial es que recibiendo la palabra de Dios con benignidad nos es medicina a nuestra alma donde llegamos a una posición espiritual
de un mayor peso de gloria, el amor de Dios en nuestro corazones, el
cual renueva ese hombre interior.
La
perseverancia es un carácter espiritual de fidelidad en el creyente.
Es la constancia de no dejar atrás el oír de la fe sino que como
oidores no olvidadizo somos hacedores de la misma siendo paciente
para con todo y como está escrito en verso 7 buscando gloria y honra
e inmortalidad. Porque no esperamos cosa terrenal sino cosas
celestiales y vida eterna.
A
conclusión, hay quienes confunden el buen consejo, la amonestación
como algo que se hace malo y dicen que se le está juzgando. Ahora
conservemos la calma, la paz y la mansedumbre y no juzguemos si estamos lleno de faltas y menos directamente a una persona en específico para humillarle por alguna
contienda y condenarla. Pues hay pecado que no se corrige de la noche a la
mañana, pues un niño para nacer tiene que estar en el vientre de su
madre nueve mes y esta con paciencia espera el día del
alumbramiento. Y después que ha nacido está bajo tutela y instructores hasta que haya alcanzado la capacidad de entender lo que se le está enseñando. Así también cada uno haga con nuestro hermanos pues
con paciencia se corrige el pecado.
Hay
cosas que se juzga para corregirse y hay otras que no, porque
sentencian. veamos:
Una
forma de juzgar que condena de sentencia (Juan 8:11) la mujer
adúltera traída para ser apedreada.
Juan
Bautista señaló el pecado a herodes (Marco 6:18) porque tenía la
mujer de su hermano Felipe.
Jesús
juzgo a los fariseo catalogándolos de hipócritas (Mt 23: 15)
Ananías
y safira juzgados y condenado a muerte (Hechos 5:1-11) cayó y expiró
por haber mentido...
Observemos que todos esto varones andaban irreprensible en su ministerio los que juzgaron Pedro, Juan Bautista y Jesús.
Ahora hay gente que juzga a otros por su color, por su raza, por su vestir y estado social. Esa clase de juicio es parcialidad. No podemos hacer acepción de persona. En el tiempo de Jesús los pobres eran juzgado por los plebeyos se tenían de que no eran gente inteligente e ignorantes y por eso no progresaban. No se le daba el lugar en las cortes durante un juicio, estaban limitados de ciertos derechos porque eran pobres. Es como hoy día se suele decir en algunos casos está preso por ser pobre. Algunas iglesias llegaron a caer en tal estado de parcialidad al más rico le decían súbete acá y al pobre le daban el último lugar diciéndole: estate tú allí, y por su pobreza pensaban mal de modo que el apóstol le dijo en una ocasión venís hacer juicio con sus malos pensamientos. Así que en este caso decimos: No juzgues para no que no seas juzgado porque con la misma vara que midas seras medido.
Ahora los que juzgan están sentados en los tribunales como jueces, donde condenan a prisión, y a muerte. Pero nosotros solo enseñamos lo que a Dios agrada y no agrada con esperanza de que nos oiga pueda creer, arrepentirse y ser salvo.
Observemos que todos esto varones andaban irreprensible en su ministerio los que juzgaron Pedro, Juan Bautista y Jesús.
Ahora hay gente que juzga a otros por su color, por su raza, por su vestir y estado social. Esa clase de juicio es parcialidad. No podemos hacer acepción de persona. En el tiempo de Jesús los pobres eran juzgado por los plebeyos se tenían de que no eran gente inteligente e ignorantes y por eso no progresaban. No se le daba el lugar en las cortes durante un juicio, estaban limitados de ciertos derechos porque eran pobres. Es como hoy día se suele decir en algunos casos está preso por ser pobre. Algunas iglesias llegaron a caer en tal estado de parcialidad al más rico le decían súbete acá y al pobre le daban el último lugar diciéndole: estate tú allí, y por su pobreza pensaban mal de modo que el apóstol le dijo en una ocasión venís hacer juicio con sus malos pensamientos. Así que en este caso decimos: No juzgues para no que no seas juzgado porque con la misma vara que midas seras medido.
Ahora los que juzgan están sentados en los tribunales como jueces, donde condenan a prisión, y a muerte. Pero nosotros solo enseñamos lo que a Dios agrada y no agrada con esperanza de que nos oiga pueda creer, arrepentirse y ser salvo.
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