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No escondamos la verdad

La palabra de Dios es viva. Es cual martillo que rompe la piedra. Es cual espada penetrante que entra hasta los huesos para discernir los pensamientos. Por eso es que a veces cuando hablamos la palabra de Dios la incredulidad o la dureza de alguno que esta entre nosotros puede hacerse manifiesta. Heb. 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Heb. 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Aunque nosotros no somos perfecto de manera física e intelectual que podamos decir somos tremendo sabios y de física hermosura o eternos aunque esa perfección todavía no la hemos alcanzado. Pero mediante la fe de Jesucristo somos perfecto en amor, y ese amor le es revelado al mundo mediante la predicación. Y no solo eso, sino que guardamos sus mandamientos y ese que es tan importante entre nosotros amarás a tu prójimo como a ti mismo para entonces así poder alcanzar el amor hacia Dios a quien no hemos visto.
1Jn. 4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 1Jn. 4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

Hay algo mas todavía dentro de la profundidad del amor. Y es que cuando amamos verdaderamente a nuestro prójimo procuramos que la palabra de Dios que salga de nuestra boca sea una palabra sana, sin engaño ni mentiras, tampoco acomodarla a nuestra conveniencia para obtener algún provecho material de ella así sea hasta con el fin también de sostener la obra de Dios. Para que la justicia no salga torcida como ya hay muchos que la tuercen. Porque todo aquel que tuerce las escritura hasta en los mas mínimo prepara su camino para su propia perdición. 2 P. 3:14 Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 2 P. 3:15 Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 2 P. 3:16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.

La palabra de Dios es seria y los hombres tienen que respetarla evitando cometer errores que lleven al pueblo a la mentira, porque toda mentira separa al hombre de Dios. Así que todo aquel que practica la mentira es del diablo. Jn. 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

El que habla mentira no vive en santidad, no practica la justicia de Dios y todavía su carne esta viciada a ese viejo hombre. Ef. 4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, Ef. 4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, Ef. 4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Ef. 4:25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

Ósea que parte de nuestra santidad consiste en dejar toda clase de mentira. Porque sin santidad nadie vera al señor. Y el que practica la mentira vive en tinieblas. Así que tenemos que dejar de ser hijos de las tinieblas para ser hijos de la luz. Ahora si nosotros como creyente no podemos dejar la mentira entonces tampoco vamos a poder alcanzar la vida eterna. Apc. 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Nuestro ojo tiene que estar lleno de luz, de la luz del Espíritu Santo. El que hable y enseñe, enseñé conforme a la fe. No conforme a las corrientes de este mundo que están contaminadas por los principados y protestados de la tinieblas de diablo que arrastra a los desobedientes de este siglo para llevarlos a la perdición. 1 P. 4:11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Ahora bien nos preguntamos: ¿Dónde se mira cuando la mentira todavía no ha salido de nuestros labios? ¿Qué es lo que te mueve a decirla? Hay varios factores que te pueden conducir a ella y solo voy a mencionar los mas que influyen o te incitan de parte del maligno: la incredulidad, el miedo, y la vanagloria.

Ahora vamos a ver como la incredulidad te lleva a cometer ese acto de desobediencia. No crees a lo que se escribió en la palabra de Dios por que no la entendiste y te mueves a modificar conforme a tu vano razonamiento o sabiduría. Especialmente crees mas a la sabiduría de los hombres que a la de Dios. Recuerde todo incrédulo es desobediente porque su insensatez no lo deja ver la verdad y lo detiene de hacer la voluntad de Dios.

El miedo te acobarda y para tu librarte de la situación que se te ha presentado por temor a perder lo material o tu propia vida te lleva a negar la verdad. Miedo a que no te ayuden económicamente en una necesidad que tienes sino lo vences te lleva a mentir. Espiritualmente la verdad hay mucho que la ocultan por miedo hacer perseguidos o que no se le habrá puertas en los lugares para llevar el mensaje. El miedo no te deja sufrir por la verdad y hay gente que por miedo a sufrir por la causa de Dios niegan la fe.

La vanagloria es uno de los factores mas fluyentes de nuestra época en la vida de muchos cristianos. La gente miente por vanagloria, el que busca vanagloria Dios lo humilla. Quieren fama, gloria de los hombres, quiere ser reconocido en todo lugar, buscando grandezas como llenar o tener un templo grande y enfocados en solo esa meta, entonces son tentados y seducidos ha no administrar conforme a la verdad del evangelio de Cristo. No practican la palabra de Dios y dejan las almas sin corregir por que no quieren que se le vayan. El vanaglorioso desecha la sabiduría de Dios no creyendo a la palabra, es ciego y guía de ciegos. Fil. 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;… La vanagloria hasta seduce al hombre a ser un falso profeta por que lo que habla es mentira lease la historia de los falsos profetas de Acab en el Antiguo Testamento. 1 Jn. 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Jn. 2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. —En otra ocasión se escribió de que le vale el hombre ganar el mundo y que perdiere su propia alma, eres canal de bendición para otros, ¿pero tú que?

De modo que no escondamos nunca la verdad, porque ella es la que liberta y en medio de nosotros todavía hay quienes tienen necesidad de ser libre. El evangelio de Jesucristo tiene que ser expandido entre los que no lo conocen para que el pecador venga a Cristo. Pero ya los que están, ya están dentro, y la meta es llegar alcanzar la corona de la vida. Así que acerquemos a Dios, a vivir en santidad siempre acordándonos de los que tienen necesidad en medio de nosotros para que la justicia de Dios sea manifestada entre nosotros y demos fruto de amor, amándonos los unos a los otros.

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